En Maped Docentes tuvimos la oportunidad de conversar con Andrea Lapenta y Paula Spotorno, dos mujeres especializadas en coaching infanto-juvenil, para hablar acerca de su profesión y del impacto que tiene ésta práctica nueva en los chicos. Nuestra firma “El futuro en tus manos” invita a los niños a convertirse en protagonistas de su vida. Creemos que el coaching es una herramienta poderosa para que el chico pueda conocerse mejor, teniendo en claro sus recursos, generando un mejor aprendizaje.
Por un lado, Andrea es docente en una escuela primaria, además de atender a los niños en su propio gabinete. Por el otro, Paula es docente de Biología y Salud y Adolescencia en un colegio secundario y, al igual que Andrea, busca implementar el coaching en sus clases, involucrando la emocionalidad en el aula.
- ¿Cómo describirías el coaching infanto-juvenil?
Andrea expresa: “La base del coaching son las preguntas, la interrogación, la indagación. Es ponerse un objetivo y el coach ayuda a encontrar todas las alternativas que tengas dentro tuyo para lograrlo. Para el proceso de coaching es fundamental la inteligencia emocional, la autogestión, la automotivación, la empatía y las habilidades sociales teniendo el autoconocimiento como base. . La inteligencia emocional de los hijos primero comienza por los padres y puede ser aprendida. La base es el autoconocimiento porque a partir de él es que empiezo a reconocer lo que siento, lo que pienso, cómo actúo, y cuando lo reconozco puedo gestionarlo”.
Paula comenta: “Al coach lo defino como un acompañante de procesos de cambio. El coach opera como un espejo, demuestra lo que está en sombra en esa persona y que sólo no puede acceder a ese espacio. Mi escuela tiene una parada ontológica, es decir que a través de conversaciones uno puede acercarse a conocer la estructura y coherencia de una persona que tiene un conflicto. Posee también una parada filosófica en donde se busca mejorar la calidad de vida de esa persona. Contemplamos los 3 dominios: corporalidad, lenguaje y emocionalidad”.
Al trabajar con niños, Andrea resalta la importancia del trabajo en conjunto con los padres. Muchas veces ellos plantean objetivos diferentes a los que sus hijos en realidad necesitan lograr y es crucial que los padres acompañen el proceso de los chicos ya que es difícil que ellos solos puedan alcanzarlos.
Lapenta dice: “Cada situación, caso y familia es particular pero hay rasgos generales con los que trabajo como el dibujo, los cuentos, el juego, la metáfora, la música, la relajación, con la respiración.”
Cuando Paula observa muchas resistencias y reacciones en ciertos adolescentes, busca indagar la razón de aquello con los padres ya que tal vez dicho comportamiento fue aprendido en el contexto familiar. Desea que el joven sepa que tanto ella, desde su rol docente y de coach, como sus padres lo acompañan en el proceso de cambio para que no se sienta solo.
Paula Spotorno vivenció de forma personal el poder que el coaching posee y la importancia de primero explorarse a uno mismo para luego animarse a conocer el mundo interno de los demás. “El coaching, a modo didáctico y pedagógico, me trajo poder formular preguntas poderosas, esas que calan a fondo y que traen un mundo. Me permitió mejorar la calidad de la conversación. Junto con una formación en Neurociencias, me permite diseñar una clase motivadora en donde siempre hay un factor emocional para que el contenido sea un canal que logre contactar, conocer y descubrir quién habita ese mundo. Es imposible entrar a su mundo si primero no genero esa unión de confianza y confidencialidad. Mi lugar es acompañarlo a ver si le puedo mostrar algo distinto a lo que le pasa pero no juzgarlo”.
Andrea refiere que en su escuela aplican la inteligencia emocional en donde apuntan a hablar para reflexionar y preguntarle al niño qué siente en relación a sus acciones. Manifiesta que le parece fundamental que todas las escuelas incorporen la educación emocional porque es una herramienta que trata las habilidades básicas que se encuentran presentes en la vida cotidiana. Declara: “Es un camino lento y requiere del compromiso de todos los docentes”.
- ¿Qué impacto tiene el coaching en el niño o joven?
Paula expone: “El beneficio que trae es poder reconocer las barreras defensivas que se terminan transformando en un obstáculo, afectando el momento de poder comprender o generar nuevos aprendizajes. Muchas veces ponerle voz a ese problema alivia porque se da cuenta de que a lo mejor se puede resolver o puede pedir ayuda y no quedar atrapado en eso que no le permite aprender. Conversar sobre el problema alivia. Los cambios que veo en los alumnosse evidencian en el aprendizaje, en las preguntas que hacen. Los veo más entusiasmados, más conectados con la pasión de una cosa que les resuena en algo que estoy mostrando y eso facilita la permeabilidad que ese contenido lo transforme.
Donde cosecho mayor potencial de cambio es en sus emociones. Incitamos a que puedan conversar con otro, que puedan indagarlo, conocer sus formas de pensar para transformar su propio modo de ver las cosas. Sociabilizar el contenido es donde más visiblemente pude obtener resultados. Aprender a conversar en la diferencia, a escuchar lo que el otro me dice, poder leer los subtítulos y poder compartir la diferencia.”
Andrea Lapenta enuncia que el impacto del Coaching es «Excelente porque un chico con baja autoestima, por ejemplo, puede tener un bajo rendimiento escolar, aislarse, tener dificultades para relacionarse con sus pares, entre otras cosas. Si los adultos podemos acompañar para que ese niño pueda fortalecer su autoestima, podrá asumir las dificultades como algo natural que ocurre en cualquier proceso de aprendizaje. La autoestima y las emociones juegan un papel importante a la hora de aprender y, en gran medida, es responsabilidad de los adultos brindarles las herramientas necesarias para que esto suceda.
Conocé más del Andrea Lapenta en su cuenta de Instagram @coachinginfantil y te podés contactar con Paula Spotorno a través de su mail spotornopaula@outlook.com.