Marina Mammoliti es licenciada en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina y terapeuta certificada en EMDR.
Es divulgadora científica, speaker internacional de salud mental y creadora del podcast Psicología al Desnudo.
En 2021 fundó Psi Mammoliti, plataforma de Psicología y Bienestar desde la que más de 200 psicólogos brindan atención y apoyo psicológico a miles de personas alrededor del mundo.
Marina explicó que el origen de su proyecto surgió casi sin planearlo. Durante la pandemia, mientras trabajaba como psicóloga clínica de manera presencial, sintió la imperiosa necesidad de sacar la salud mental del consultorio y hacerla accesible para todos. Inicialmente, creó una cuenta de Instagram para compartir información de psicología en un lenguaje claro y cercano, pero pronto se dio cuenta de que esta plataforma resultaba insuficiente para explicar temas tan complejos como la ansiedad o la autoestima. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de abrir un blog; sin embargo, extrañaba poder usar su voz, herramienta con la que siempre se había sentido cómoda y expresiva. Esa combinación de necesidades la llevó a apostar por el podcast, un formato que permite a la audiencia elegir el momento y el ritmo para escuchar, y que, además, crea un nivel de intimidad y confianza difícil de conseguir en otros medios. Con el tiempo, su producción casera fue evolucionando hasta adquirir un toque más profesional.
En otro aspecto de la conversación, Marina abordó la importancia de la gestión emocional en el ámbito docente. Destacó que ser profesor va más allá de impartir conocimientos: implica estar presente, adaptarse y sostener a los estudiantes, muchos de los cuales viven situaciones complejas fuera del aula. Para ella, el primer paso es mirar hacia adentro y reconocer las propias emociones, ya que no es posible ayudar a otros si uno mismo actúa en piloto automático. Entre las estrategias que recomienda se encuentra realizar un “check-in” emocional antes de comenzar el día, aprovechar pequeños momentos durante la jornada para relajar la tensión (por ejemplo, soltar la mandíbula o aflojar los hombros) y nombrar lo que sucede en el aula para ayudar a los alumnos a identificar sus emociones. Según Marina, estos simples actos pueden marcar una gran diferencia en el bienestar tanto del docente como de sus estudiantes.
Asimismo, la especialista en emociones abordó el papel de los educadores en la prevención y detección de la dependencia emocional en el entorno escolar. Señaló que la escuela es uno de los primeros espacios de socialización, donde se establecen vínculos y relaciones que, en ocasiones, pueden volverse dependientes. Aunque el docente no debe asumir el rol de terapeuta, puede fomentar un ambiente de seguridad emocional al incentivar la autonomía de los estudiantes y promover actividades que les permitan expresar sus opiniones. Con gestos simples, como preguntar “¿vos qué opinás?” En lugar de ofrecer respuestas cerradas, se refuerza la idea de que cada estudiante es valioso y capaz de pensar por sí mismo.
El autocuidado fue otro tema central en la charla. Marina recalcó que, ante las múltiples demandas de la labor docente, es fundamental priorizar el bienestar personal. A menudo, los profesores se encuentran en modo “dar” constante, olvidando que cuidar de sí mismos no es un lujo, sino una necesidad. Propuso acciones prácticas como tomar recreos reales sin distraerse con tareas pendientes, hidratarse adecuadamente o incluso salir unos minutos al aire libre. Además, enfatizó la importancia de aprender a decir “no” y establecer límites para evitar el agotamiento, pues solo así se puede sostener el esfuerzo a largo plazo.
Por último, Marina compartió su visión sobre la expresión emocional en el aula. Criticó la enseñanza tradicional que clasifica las emociones como “buenas” o “malas” y señaló que, al negar lo que se siente, se impide aprender a gestionarlo. Para contrarrestar esta tendencia, recomendó que los docentes validen y acompañen a los estudiantes en el reconocimiento de sus emociones, ofreciendo espacios seguros para que puedan expresarse sin temor al juicio. Con pequeños gestos y el ejemplo personal, los profesores pueden transformar la percepción que los jóvenes tienen de sus propias emociones, mostrándoles que sentir es parte natural de la experiencia humana.
Como cierre anecdótico, cuando se le pidió elegir un elemento Maped que la representara, Marina se confesó fanática de los elementos escolares y optó por los marcadores. Explicó que, al igual que se usan diferentes colores para resaltar lo esencial en un texto, las emociones colorean nuestras vivencias y nos permiten ver cada situación desde múltiples perspectivas. Así, lo que para uno puede parecer un obstáculo, para otro se convierte en una oportunidad, dependiendo del “color de lentes” con el que se mire la realidad.
En base a las preguntas, Marina propone los siguientes links:
IG: @psi.mammoliti y @psicologiaaldesnudook
¡Gracias Marina y al equipo de “Psi. Mammoliti” por participar de Maped Docentes!