En Maped Docentes conversamos con Manuela Juana, terapista ocupacional, acerca de la integración de los alumnos con diferentes dificultades a las escuelas. Desde su Instagram, @sombrerosyboas, Manuela nos invita a reflexionar respecto a qué vemos cuando nos encontramos frente a personas con discapacidad. Haciendo referencia a “El Principito”, comenta que la percepción puede variar al ver un sombrero o un elefante dentro de una boa, y es así como Manuela plantea que: podemos centrarnos en las dificultades o decidir ver las múltiples potencialidades que tiene el alumno.
Desde Maped, sugerimos que esta visión se inculque tanto en docentes, padres y alumnos.
Te invitamos a leer las reflexiones que nos comparte Manuela en torno a la importancia de la formación por parte de los docentes para lograr una mayor integración de los alumnos con discapacidad.
- ¿Cuáles son las dificultades que puede enfrentar un docente al tener alumnos en el aula con cierta necesidad de integración?
“Ahí dijiste una palabra importante: integración. La integración no es lo mismo que acompañamiento”.
Es importante distinguir qué figura cumple cada persona que está al lado de un alumno con dificultes. Si ACOMPAÑA O INTEGRA:
“La persona que integra [maestro/a integrador/a] a un niño con necesidades especiales acomoda sus necesidades a lo que el docente le da a trabajar. Integra los contenidos, adapta los cuadernillos, las evaluaciones y el espacio en el que el alumno se desenvuelve. Cuando hablamos de acompañante no contamos con la posibilidad de que la persona adapte los contenidos. A veces la figura es la del acompañante pero se espera que esa persona adapte los contenidos, que haya una integración propiamente dicha.
Las dificultades que puede enfrentar un docente tienen que ver con el tipo de discapacidad o de dificultad del alumno. No me gusta tanto decir discapacidad sino hablar de dificultad porque hay muchos chicos que no tienen el certificado de discapacidad pero tienen dificultades que hacen que para ellos y los docentes sea muy complicado su paso por la etapa escolar. No es lo mismo si en el aula hay un chico con un autismo con alto funcionamiento o un niño con un diagnóstico de hiperactividad. No es lo mismo un alumno con Síndrome de Down no verbal que un chico con ceguera. Depende mucho la dificultad que tenga el alumno. Tiene que haber mucha formación para los docentes porque son quienes pasan la mayor parte del día con los chicos. La formación es el puntapié inicial para todo porque si uno desconoce lo que le pasa al alumno no tiene posibilidades de ser un agente de cambio o facilitarle el camino. Por ejemplo, un alumno con trastorno de déficit de atención con hiperactividad: Si un docente no sabe qué es lo que le pasa al sistema nervioso del alumno, por qué tiene hiperactividad e impulsividad, por qué le cuesta tanto la atención sostenida, de ninguna manera va a poder ayudarlo ni ofrecerle un recreo sensorial, que se siente más adelante, que use auriculares para escuchar mejor al docente cuando habla y poder filtrar los estímulos auditivos, ofrecerle algo con peso para ayudar a modularse o algo para usar en las manos y boca para controlar la ansiedad. Para poder hacer primero hay que conocer.
Mi mayor consejo es la formación continua y el interiorizarse en cada alumno porque aunque parezcan ser similares dos alumnos con las mismas dificultades, no son iguales. Por más de que compartan un diagnóstico común, las necesidades son distintas.”
- ¿Cómo cambia la dinámica de la clase al integrar a una maestra integradora o acompañante que también representa una figura de autoridad junto a la docente?
“Fui maestra integradora y es complejo. Si bien todos los alumnos reconocen quien es la docente, a veces es difícil manejarlo. Es fundamental un buen vínculo entre el docente y el maestro/a integrador o acompañante. Tiene que haber una comunicación fluida y una relación de confianza porque puede resultar invasivo tener a otra persona en su espacio, donde ellos ponen las reglas.
Algunos colegios ahora están adoptando una nueva modalidad que me parece muy interesante. El mismo colegio es el que proporciona las maestras integradoras o acompañantes. Siempre están en la misma aula y no rotan. Una sola persona puede atender las necesidades de más de un chico. Permite que entre el docente de grado y el maestro integrador se conozcan mucho y que el niño no sienta que están con él o ella solo por su dificultad.”
- ¿Qué les sugerís a los padres para reforzar los trabajos realizados en clase o en las terapias?
“Creo que los chicos que hacen un tratamiento tienen que tener un equilibrio entre la demanda que tiene para esa persona ir a la escuela, ir a terapia, cumplir con las tareas. Hay que evaluar la fatiga del niño, cuánto está rindiendo, si el horario en el que va al colegio o a la terapia es adecuado. No soy partidaria de hacer tarea de la terapia en casa pero sí de pedir colaboración. Trato de dar sugerencias y estrategias para el hogar en actividades que hacen todos los días. Por ejemplo si trabajo la fuerza de un paciente le voy a pedir que cargue las bolsas de supermercado. No me parece bueno que las escuelas asignen muchas tareas.”
- ¿Hay algo que te gustaría agregar?
“Estaría bueno que desde los útiles se hagan algunas cosas más accesibles en cuanto a las necesidades. Hay un montón de chicos que se benefician con la regla antideslizante por ejemplo. Uno puede incluir también desde los útiles que forman parte de la vida diaria de los chicos”.
Acércate a nuestros puntos de venta para asesorarte en los distintos útiles escolares que Maped tiene para colaborar en los procesos de aprendizaje.
Conocé más de Manuela en su cuenta de Instagram @sombrerosyboas.