Eduardo Sotelo: Derribando barreras en la educación física inclusiva
Hoy conoceremos a Eduardo, un profesional apasionado por la educación física. Siempre
tuvo interés en la psicología y la educación. Inicialmente indeciso sobre qué carrera seguir,
encontró su camino tras su primera experiencia laboral en un centro educativo terapéutico.
“Ahí trabajé con jóvenes y adultos con autismo, muchos de ellos en situaciones complejas
de colapso y autoagresión”, agregó. Este primer contacto fue revelador y motivador para
Eduardo, quien recibió una formación fundamental en este centro que cimentó su camino
profesional en la educación física inclusiva.
Uno de los mayores desafíos que Eduardo ha enfrentado son las barreras sociales y
actitudinales. Hace 15-18 años, mencionar autismo en un club provocaba reacciones
negativas y prejuicios. Estos obstáculos sociales también se reflejaban en las normas y
reglas de los espacios deportivos, que no consideraban a todas las personas. Una anécdota
ilustra esto claramente: durante la planificación de una actividad de fin de año en un parque
de aventura, la coordinadora insistió en que todos debían seguir las reglas, sin considerar
las necesidades específicas de los jóvenes con autismo. Esta experiencia subraya cómo las
normas sociales a menudo excluyen a aquellos que no pueden cumplirlas sin apoyo
adicional.
Eduardo ha vivido muchas experiencias emocionantes en su labor inclusiva. Desde ver a un
niño trepar un árbol por primera vez hasta observar la alegría de una familia al ver a su hijo
feliz en un contexto social, estos momentos según él “son invaluables”. Una historia
particularmente conmovedora es la de Diego, un joven con autismo y alto nivel de apoyo.
Un día, antes de una sesión de entrenamiento, Diego organizó su cronograma y colocó la
foto de Eduardo, comunicando su deseo de verlo, un gesto que conmovió profundamente a
Eduardo.
Para otros profesionales de la educación física que desean implementar prácticas
inclusivas, Eduardo aconseja estar abiertos a la diferencia y a ampliar los límites de lo
posible. “Es crucial ver al ser humano detrás del diagnóstico y ofrecer las mismas
oportunidades que se brindarían a cualquier otro estudiante”, opina. Al derribar prejuicios y
centrar la atención en las personas, los profesionales pueden crear experiencias
significativas y gratificantes para todos.